El regreso de nuestros “pequeños gigantes” es la ocasión perfecta para disfrutar de la ternura, la curiosidad, los gritos y por qué no, de alguna que otra lágrima; ellos nos enseñan a explorar, a valorar a nuestros amigos, nos maravillan con sus miradas de inocencia y sus manos abiertas para conocer lo que les rodea; nada mejor que empezar el año, con el apoyo de mamá y/o papá, en el que será su segundo hogar, en el espacio que viviremos lindas y significativas experiencias, reiremos con sus ocurrencias y travesuras y descubriremos nuevos aprendizajes.
¡Bienvenidos gigantes K1 y K2!